A veces pienso que te da miedo leer lo que escribo, porque una cosa es leer mis ojos o dejar de mirarlos a escuchar mis sentimientos. Y otra es verlos reflejados en imagenes y palabras que a veces son tan acertadas en algo que quieres dejar atras.

Al fina, no importa. Mis sentimientos dejaron de ser relevantes hace meses y sólo recurres a ellos cuando necesitas saber de alguien que te ama a pesar de todo. Sólo me buscas cuando piensas que me he vuelto distante o cuando te has aburrido de todo lo demás que empezaste a hacer de venir a mi.

Es entonces cuando buscas una caricia, un pecho conocido y unos labios que te anhelan y un corazón que, a pesar de estar roto, sigue latiendo e tu nombre. Y, mientras tanto, uno se pierde en sueños que se tornan pesadillas al despertar y en deseo ciego de un futuro en que que jamás terminaste de creer o si quiera, querer.